Y aquí sigo

Aunque últimamente he obviado de forma insultante este pequeño espacio de mi vida, no lo olvido.

Son muchos los momentos en los que pienso sentarme a escribir, pero sólo se me ocurren cosas sin forma y muchas ideas inacabadas, aunque claro, si no me siento a escribir, todo seguirá inacabado y sin forma.

Como de costumbre, tengo que nadar a contracorriente, luchar por cada centímetro de terreno, pelear por no hundirme y no retroceder. Estos últimos meses está siendo especialmente duro, debido principalmente a la falta de trabajo, el paro me está lastrando de forma hasta ahora desconocida. Siempre hay una primera vez, y esta primera vez es de las que no me habría gustado saborear jamás.

El primer hecho que tengo que asumir es que vivo en España, el país de la fiesta, el buen tiempo y la buena comida, pero al mismo tiempo, el país donde se premia al cateto, al sin vergüenza, al ladrón, al caradura, al mediocre. Donde se castiga al bien formado, donde las buenas formas y una educación excepcional es motivo de burla, donde un buen nivel de inglés supone una utopía por miedo al ridículo, donde si no tienes padrino laboral, eres un fracasado sin futuro.

Me encuentro en un punto en el que tengo que decidir si quiero que me respeten, o quiero seguir rebajando mi autoestima hasta donde el otro día se me pegó un trocito de defecación perruna del garrulo de mi vecino. Y esta decisión me lleva a tres opciones bien definidas; la primera salir de Murcia; la segunda salir de España; la tercera seguir tragando lo intragable en este paraíso Murciano de la mediocridad y el insulto.

Con este dilema moral y personal me voy a despedir por hoy, solo quería transmitir a mis "selectos" lectores y lectoras mi estado emocional, y con ello hacer entender que no escribo porque antes de hacerlo tengo que volver a ser yo, volver a encontrarme y saber hacia donde voy.

Hasta entonces, ruego sonrían hasta que duela.


S.B.Navarro