El roce de tu pulgar entre el mío y el índice hacía relajar a partes de mi que ya no reconozco como mías. Me hacías recorrer mi felicidad hasta espacios diáfanos, sin límites, límites que ahora no se disipan, límites que aparecieron sin avisar. Y ahora no te tengo, no encuentro la forma de disiparlos, no puedo saltar algo que ni siquiera puedo ver, solo estrellarme contra ellos cuando me despisto, y duele, y mucho.
S.B.Navarro
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